Siempre he sentido una profunda admiración por la gente que revoluciona.
Esas personas que se cuestionan bucean y se salen de la norma.
Personas que, por alguna razón, saben dónde se encuentra el matiz entre lo enseñado y lo aprendido. Desde una madre que defiende con garra a su criatura hasta la mente caótica y fascinante de un matemático.
Me inspira todas esas personas que un día dieron un puñetazo en la mesa y aprendieron a vivir de la forma que ellos querían. A golpe de exploración, fracasos, observación y generosidad.
Son valientes y generosos porque comparten, aunque su voz no tenga un impacto de influencia masiva.
Son auténticos porque ceden el testigo a su intuición.
Son increíblemente extraordinarios porque marcan.
Dejar huella, hacer historia, construir tu propio legado depende de ti y ahora.
Porque mañana ya no existe y ayer dolió mucho.
¿No se escribe así la historia? ¿Quién te impide escribir la tuya?
Silvia hija.
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